Os dejo este magnífico texto de una mujer a la que admiro mogollón, además de una de las personas con propuestas creativas más chulas que conozco.
Ella y su equipo hacen de la cotidianeidad un arte, y si no, daos una paseíto por su web de infiltradas
Fijo que lo váis a disfrutar, gracias Aurora por dejarnoslo,
Antes de ser creativa yo era creativa, solo que no cobraba por serlo. Todas las personas podrían ser creativas si mantuviesen algo de su infancia. No quiero decir que las personas creativas sean infantiles, quiero decir que para ser creativo hay que mantener el espíritu de curiosidad y de aventura que se tiene en la niñez, y una cierta inocencia. La creatividad no se amolda a lo establecido, pone en tela de juicio lo que parece inamovible, rompe con el orden y saca algo nuevo tras vislumbrar el caos. El humor forma parte de este proceso, no hay cosa que provoque más risa que la ruptura con la lógica, como ocurre con algunas respuestas infantiles.
Para ser creativo no hay más que plantearse la vida como si no se hubiese aprendido nada, como si todo llegara de nuevo, no hay más que pensar en cómo quieres que sea tu vida, y no en lo que te han dicho que debe ser; claro que esto implica muchos problemas, pero se trata de una elección y como toda elección tiene unos pro y unos contra.
Para una mujer es más fácil ser creativa que para un hombre, por la sola razón de que tiene mucho más que desmontar, y estoy siendo contenida, porque en realidad lo que pienso es que tendría que desmontar todo, absolutamente todo lo que le han enseñado.
Ser creativo es ser impertinente, como lo son los niños, y preguntarse continuamente por el significado de las palabras, vengan de donde vengan y por muy serio que se ponga quien las diga. No hay que fiarse mucho de las personas que nunca abandonan la seriedad y emplean palabras artificiosas para expresarse, generalmente tienen algo que ocultar, y no suele ser algo bueno. La palabra puede ser un arma arrojadiza para aplastar al más débil, una manera de disuadir ¿Quién no se siente acobardado ante el lenguaje ininteligible de la economía mundial? ¿Quién no se ha sentido empequeñecido ante complicados discursos teológicos, filosóficos y políticos?, pero hay que reaccionar, a menudo no son más que eso, palabras, unión de consonantes y vocales con la intención de ocultar la miseria.
Hombre o mujer, es difícil ser creativo si no se está dispuesto a ser disidente, a alejarse de las pautas de comportamiento tradicionales y de la mentalidad que la sostiene. No se puede aspirar a crear otra forma de relacionarnos si se siguen manteniendo los valores que la sustentan. Es cómodo, pero no hace que mejoremos.
Y hay que mejorar en muchas cosas, hay que dar viabilidad a las empresas que intentan crecer sin olvidarse de que son personas las que las hacen posible, personas que quieren tener tiempo para el amor, para apreciar lo que es la vida antes de que se les pase de largo, por ejemplo. Habría que educar para saber qué hacer con los sentimientos, para emocionarse con lo que pasa a tu alrededor, para saber decir no cuando tienes que hacerlo- aunque pierdas- para seguir siendo honesto, para decir sí- aunque te arriesgues- cuando merece la pena. Habría que enseñar a contemplar lo que nos rodea con respeto y no con sentido utilitario.
A las mujeres se nos ha encomendado desde siempre la educación de los hijos, la educación sentimental, y se nos ha apartado de las cuestiones públicas. Ahora que tenemos la posibilidad de acceder a puestos de relevancia no deberíamos contentarnos con ello y atrevernos a reivindicar todo ese bagaje emocional que ha sido a veces nuestra debilidad, pero que puede convertirse en fortaleza, en una manera diferente de generar riqueza, más humana y más respetuosa.
El mundo es una gran familia, y nosotras sabemos dirigirlo. Una crisis asusta menos a quienes, como nosotras, estamos acostumbradas a sufrirla. Llevamos más de treinta mil años en crisis, y ese es nuestro mejor currículum. Sabemos salir de todo. Quien sabe hacer una sopa con unos miserables restos de la nevera puede sacar recursos de cualquier sitio, quien sabe compaginar trabajo y familia sabe gestionar el negocio más complicado, quien está acostumbrada a que le hablen con una parafernalia masculina, como si fuera invisible, y sin embargo se siente muy, pero que muy visible, es porque tiene una fuerza extraordinaria, ¿paranormal?
Las mujeres podemos conseguir mucho más que lo que conseguimos, tan sólo debemos aprender a creer en nosotras.
Y para ello- no hay más remedio- hay que sacudirse complejos, atreverse a cuestionar, hablar en nombre propio y no en el de otros.
Ya dije antes que esto es una elección que tiene su pro y su contra, y que hay, desde luego, cosas que se pierden en el camino. El miedo es una de ellas. Una vez que se ha perdido el miedo a no ser lo que se espera que seamos, podemos reinventarnos, podemos incluso reinventar el mundo, porque si es verdad que este que tenemos se creó de la nada, nada debe impedirnos crear otro nuevo.
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