viernes, 21 de noviembre de 2014

# A PROPÓSITO DE “MIL VECES BUENAS NOCHES” (peli) Y LA VIOLENCIA PATRIARCAL CONSTRUIDA SOBRE EL CONCEPTO “MATERNIDAD”

De las múltiples caras que socialmente muestra la violencia de género, y digo de género, reflexiono hoy, tras ver esta extraordinaria peli, con la maternal. No sé si alguna teórica ha categorizado el concepto de “violencia maternal”, supongo que sí.
Desde luego el(los) feminismo(s) ha tratado en profundidad el tema: desde la psicología, antropología, sociología, la educación, …,  aportando las claves suficientes para desenmascarar una de las más sofisticadas armas de inmolación femenina: la maternidad de género, y vuelvo a decir, de género.
La maternidad de género sería la construcción cultural, social e ideológica del hecho biológico de ser madre. En realidad, da igual que el nacimiento sea o no biológico, la cosa es cómo se ha de comportar y sentir una mujer ante la crianza. La carga “explosiva” se consigue sumando sustancias estereotípicas de género: abnegación, disponibilidad, amor incondicional, culpabilidad, autolimitación, agobio cotidiano, ….
En todas las épocas históricas, y en la mayoría de sistemas de organización social documentados, el patriarcado ha utilizado la categoría maternidad para controlar la libertad de las mujeres; todavía hoy y aquí, “maternidad” sirve para otorgar identidad. Recordemos el concepto de “maternidad intensiva” de Elena Simón (en Hijas de la igualdad, herederas de injusticia). O las (superguays) corrientes neomachisas de la llamada Crianza con Apego, que  disfrazan de “naturalismo ecológico” la vuelta a los roles más rancios de la trampa primigenia: culpabilidad, disolución del sujeto “yo” con el hijo/a, limitación espacial y económica, etc…
El sistema ejerce la presión justa para que las mujeres nos creamos incompletas si no devenimos en madres, incluso ofreciendo la válvulas oportunas si por causas ajenas a tu voluntad no lo eres (ahora te centras en conseguir un empleo, tienes más de cuarenta y te planteas la reproducción asistida, etc). Lo importante es que quieras serlo.
La violencia maternal: El castigo vendrá si no quieres serlo ó si, como en el caso de la peli, eres otro tipo de madre, y no respondes a los roles establecidos. La violencia patriarcal se ceba ahí con esas mujeres.


Me encanta el personaje de Juliette Binoche, me atrapa su complejidad. Creo que me flipan todos los personajes, el del marido es también entrañable.
Obviamente la peli parte de un reparto de roles invertidos, pero la trama y el desenlace ofrecen más recorrido que el simple gesto de “darle la vuelta a la tortilla”, y nos adentra en reflexiones chocantes y seductoras.
La peli habla de muchas otras cosas, pero me gustó que sea el personaje femenino el relator de la realidad, también en su mirada al integrismo en mujeres de otras culturas.

En fin, que no dejéis de verla, permitámonos el ejercicio de poner en cuestión “ser lo que nos han dicho que es ser (mala) madre”. Y rechacemos este 25 N también, la violencia maternal.