(frase bonica que escuché una vez a Alicia Puleo)
y que le echéis un vistazo a esta página antes de escribir la carta......
http://www.jeongmeeyoon.com/aw_pinkblue.htm
Silvia Molina Castaño
La imagen negativa del feminismo, repito, no es nada nuevo, como tampoco es casual. Esto se comprueba cada vez que una mujer actual, independiente y autónoma, replica ese –Yo no soy feminista, yo estoy por la igualdad, que tantas veces hemos oído. O si constatamos esa creencia generalizada de que el feminismo es igual que el machismo pero al revés.
Me gustaría preguntar a esas mujeres, supuestamente tan independientes y autónomas, dónde estarían ellas, o que sería de sus vidas si el feminismo no hubiera existido.
Porque, que el feminismo siempre haya sido denostado es algo que a las feministas ya no nos importa demasiado. Lo realmente preocupante es la creencia generalizada de que el feminismo ha quedado ya obsoleto, ha sido superado, porque vivimos en una SOCIEDAD IGUALITARIA. ¡Pero si tenemos hasta un Ministerio de Igualdad! ¿De qué sirve ser feminista cuando el feminismo ha sido fagocitado por las instituciones y sus discursos se han maquillado para pasar a formar parte de eso que llaman Igualdad? Es mucho más moderno, y por qué no, políticamente correcto, hablar de igualdad, o de género, que de feminismo. Definirse como feminista hoy no es nada chic, es más, resulta pedante, anticuado, e incluso amenazante para un sistema que ha alzado la falsa bandera de la igualdad. Precisamente por constituir una amenaza, las feministas sabemos que a pesar de tanta floritura igualitaria, podemos seguir siendo subversivas.
La estrategia que se utiliza para acallar aquello que amenaza, es la invisibilización. Aquello que no se nombra, deja obviamente de existir.
Y parece que esto es lo que está ocurriendo en la actualidad con el Movimiento Feminista.
En Gasteiz los grupos Feministas y de Mujeres, llevamos aproximadamente 30 años saliendo a la calle para reivindicar el espacio público y para denunciar la violencia que cotidianamente se ejerce contra las mujeres. Violencia que los medios de comunicación se empeñan en mostrarnos cuando ya no hay vuelta atrás, cuando los hechos son irremediables, cuando nos revelan la cara más brutal del patriarcado, los asesinatos.
No entendemos por qué no se hacen cargo de que existen otras muchas violencias, En pleno siglo XXI y quizás más que nunca, es cierto que "lo que no se nombra no existe" y "lo que no se ve" tampoco. Eso es exactamente lo que ha sucedido este 25 de Noviembre: los medios de comunicación, radios, periódicos y televisiones, en su mayoría, han invisibilizado el espacio que las mujeres hemos ocupado en las calles, a penas han asistido a nuestras ruedas de prensa. Sobre las manifestación en Gasteiz, ni una imagen, ni una palabra. Así llevamos unos dos años, a las mujeres nos han hecho invisibles y la invisibilización es la más sutil y efectiva de las violencias. También una de la más difíciles de combatir.
No podemos aceptar que las mujeres seamos noticia solamente cuando hay sangre, cuando hay dolor, o cuando se empeñan en convertirnos en víctimas.
Las portadas de la mayoría de los medios de comunicación de nuestra ciudad, salvo honrosas excepciones, el día 26 de noviembre, sÓlamente mostraron la concentración del Grupo de hombres por la Igualdad, que tuvo lugar el día 25 por la mañana. Ni una sola referencia a la manifestación de la tarde, convocada la Plataforma 25 de noviembre, organizada por mujeres.
Desde la Asamblea de Mujeres de Álava no entendemos si ignorar la lucha de las mujeres es una estrategia más del sistema patriarcal, que vuelve a conceder todo el protagonismo y el poder a los hombres, pasando por encima de treinta años de luchas y experiencias feministas. Nos gustaría aclarar desde aquí que valoramos muy positivamente la implicación de los hombres en la lucha contra la violencia machista, lo que no podemos aceptar es que se apropien de espacios que las mujeres hemos construido y mantenido durante décadas.
Asamblea de Mujeres de Álava
Arabako Emakumeen Asanblada
En los últimos años han ido apareciendo distintos grupos de hombres al calor de algunos expertos que han ido planteando temas en torno a las nuevas masculinidades, la manera de afrontar el machismo desde el punto de vista del hombre, las agresiones hacia las mujeres, el erotismo masculino y algunos temas más que han ido aglutinando a ciertos sectores de población urbana, de clase media, funcionarial y universitaria, principalmente. Han hecho llamamientos públicos a raíz de algún asesinato patriarcal más o menos mediatizado y a partir de ahí han ido creando pequeños grupos con la intención de ir configurando un discurso que, en teoría, puede servir para ir eliminando las actitudes sexistas y patriarcales de los hombres.
Estos grupos surgen por la imperiosa necesidad que, dicen, tienen los hombres de juntarse para hablar de sus problemas, sus debilidades. Y en ellos dan rienda suelta a sus experiencias traumáticas pero... sobre todo, ponen de manifiesto algo que nos han enseñado desde pequeños a todos los hombres: la notoriedad del espacio público.
Para ejemplificar mi tesis quiero incluir una anécdota real que le ocurrió a un grupo feminista tras la visita de un hombre a su local. El susodicho decía que estaba muy comprometido y sensibilizado con la lucha de las mujeres y que quería colaborar con ese grupo. Algunas mujeres se reunieron con él, más que nada para explicarle por qué las mujeres quieren participar en grupos sólo constituidos por mujeres, pero antes le vacilaron un poco y le preguntaron, irónicamente, de qué manera podría él participar en ese grupo de mujeres... El caso es que este hombre respondió que a él le gustaría dar charlas sobre feminismo.
El hombre copa, con su dominio del espacio público, todos los lugares y espacios menos uno: los grupos feministas. El hombre, educado en y para el espacio público ha mantenido una actitud entre recelosa y frontalmente opuesta a que algunas mujeres quisiesen juntarse para hacer política. Incluso la izquierda ha mantenido una actitud ambigua ante el discurso autónomo feminista que en los últimos años se ha ido apaciguando con la creación de las áreas de la mujer en sindicatos y partidos políticos. Estas áreas han sido el paso intermedio para el gran salto que algunos hombres buenos estaban esperando desde hace tiempo; la creación de grupos de hombres, antes llamados profeministas y ahora simplemente igualitarios.
En Bilbao se creó un grupo de hombres hace poquitos años y en la segunda reunión ya se quería ir con pancarta propia al 8 de marzo. En otras ciudades hasta han organizado ellos mismos manifestaciones contra las agresiones a mujeres. Es un pequeño ejemplo del futuro que tienen estos grupos. Es decir, querer copar las únicas pocas reivindicaciones que no controlan ni deciden. Entiendo que para muchos hombres sea frustrante y fuente de una incertidumbre tremenda no poder controlar todo lo que está a su alrededor pero hay que ‘convencer’ a los grupos igualitarios de que el protagonismo de la lucha contra el patriarcado debe recaer en las mujeres y no en hombres que afirman que ellos también son víctimas del sexismo y el machismo. Como si fuera lo mismo.
Espacios públicos
Los hombres tenemos el 99% de los espacios públicos para hacer política masculinista y es ahí donde tenemos que actuar de hombres buenos. Si las mujeres optaron en su momento por la creación de espacios autónomos fue por la imperiosa necesidad de dotarse de un discurso de lo público que nosotros, por suerte o por desgracia, no creo que necesitemos. Los grupos de hombres están copando tal cantidad de páginas y minutos en los medios que, incluso en Euskal Herria, tienen más apoyo mediático los congresos de masculinidad que organiza Emakunde (instituto vasco de la mujer) que el propio congreso feminista de abril pasado que reunió a más de mil mujeres. Todo un síntoma de unos grupos que se muestran más digeribles para las propias instituciones que las ‘intocables’ feministas, incluso para los institutos de la mujer.
Los grupos de hombres lo que aportan al cambio de sociedad es dar cobertura a personajes como Ibarretxe, que se presentó en el congreso, en Donostia, de masculinidad, hace unos años, con su consejero de Interior Balza, hablando de la violencia que ejercemos los hombres contra las mujeres, cuando a su consejero no le tiembla el pulso en lanzarnos sus soldados a la mínima. O el programa Gizonduz, donde había codazos de los pro-hombres de la cultura vasca por aparecer en esa foto, como si eso fuera importante para dejar de estar bajo sospecha, presentándose en sociedad como hombres buenos.
Los hombres que hemos tenido algún contacto con los feminismos sabemos que nos han marcado para poder vivir mejor y más cómodamente, nos han posibilitado conocer, o al menos dejar de desconocer, al 50% de la población y todo eso debemos expandirlo en los espacios donde podamos. No en grupos de autoescucha o grupos de paracaidistas sino en el puesto de trabajo, el ocio y la política que hacemos en espacios mixtos, además de en las reivindicaciones que tienen que seguir protagonizando las mujeres. Eso es lo importante.
Según www.womenonweb.org :
Cada año 42 millonesde mujeres abortan.
Cada 7 minutos una mujer muere innecesariamente a raíz de un aborto ilegal....
sin duda, las mujeres no estamos decidiendo
En esta web puedes participar para apoyar el derecho de las mujeres a decidir sobre el aborto
Finales del siglo XVIII, en Europa, para lo que llamamos feminismo, entendido como movimiento colectivo, político y con una elaboración teórica propia. Pero antes….mucho antes, ya hubo mujeres sabias y valientes que, solas, o en algunos grupos, trabajaron su autonomía y la de sus hermanas hijas madres.
Y puede que antes de ese antes….mucho antes, quién sabe si al principio, otras muchas se organizaron, en igualdad con ellos, y construyeron tranquilas formas de vida que hoy, muchas, volvemos a creer que son posibles.
Para ellas, este espacio